sábado, marzo 24, 2007

Hay verdades

Hay verdades luminosas y sonoras, inútil cerrar los ojos, inútil no querer escuchar. Hay verdades luminosas y sonoras y hoy me encontré con una de ellas mientras tropezaba con un sueño, hoy me encontré con una de ellas y me encantaría que hubiese sido tan solo un sueño.

Hay verdades que uno ve venir y las hay de las otras, de esas que llegan de golpe... la que hoy me encontré, era de estas últimas... sería tal vez que estaba distraído, sería tal vez que había poca luz, sería (quien sabe?) que venía disfrazada de mentira... el punto es que estas verdades sacuden y vaya que fuerte sacuden.

Hay verdades que llegan para hacernos comprender, otras que llegan a confundir, pero la que me encontré hoy, me confundió al hacerme comprender. Hay verdades que vienen a quedarse y otras que se van tan rápido como llegaron... la que me encontré hoy no sé cuando partirá. Hay verdades relativas (con gusto a mentirillas) y verdades absolutas (entes más bien abstractos)... imaginen ustedes de que tipo era la que me encontré hoy. Las verdades nunca llegan solas, es verdad, pero todo esto (quizás no todo), aunque ustedes no lo crean, es una gran mentira (incluido esto último).

miércoles, marzo 21, 2007

21 de Marzo

Dentro de algunos minutos, cuando los punteros del reloj se vuelvan a reunir durante un instante infinitesimal, anunciando que un día más viene de acabar, y que uno nuevo comienza
su curso, la partida del señor invierno se hará oficial por estos lados, un largo camino le queda por recorrer antes de volver a abrazarnos con sus gélidos (aunque cada vez más cálidos) brazos. Por su parte, la siempre atractiva señorita primavera llegará para quedarse una temporada más en nuestros corazones siempre ávidos de su presencia. Una llegada por lo demás bien anunciada por días de cielos azules, por efervescentes brotes en los árboles, y el siempre sonoro coro de pajaros del bosque. Una partida que deja como huella una noche fría como pocas este año, una partida en medio de música y luces en un ambiente de otra época.

La luz comienza a inundar esta ciudad, lo veo en los ojos de la gente, se siente un animo diferente, los colores se vuelven más vivos... ya casi me veo corriendo en medio del verde bosque...

Dentro de algunos instantes será 21 de marzo, una fecha más que simbólica para mi, pues además de la tan ansiada llegada de la señorita primavera, un 21 de marzo nació mi adorado hermano, porque un 21 de marzo nació mi maravillosa sobrina mayor (de tal palo, tal astilla...), porque un 21 de marzo (en este caso puede que me equivoque y sea el 22, pero me doy la licencia literaria de suponer que fue el mismo día) nació mi tía María, madre de los primos más hermanos que tengo.

Hace falta decir más para explicar porqué dedicarle un blog-escrito a este día???... creo que no... por lo demás me servirá de ayuda-memoria para no olvidar de hacer los respectivos llamados (los abrazos, muy a mi pesar, los quedaré debiendo).

Desde hace algunos instantes ya es 21 de marzo, y para que la publicación de este escrito no tarde más, pues lo dejo hasta aquí, no sin antes decirle a la señorita primavera "bienvenida!!!, las puertas de mi corazón están más abiertas que nunca para usted, pase cuando guste...", no sin antes decirle a mi hermano "Feliz cumpleaños, te quiero mucho y lo sabes, te admiro mucho y debieras saberlo, eres uno de mis super-héroes favoritos y eso no lo sabias..."...no sin antes decirle a mi sobrina "Feliz cumple mi princesita arcoiris!!!!" y como me decías cuando eras pequeñita-ita-ita, "te quiero desde el cielo hasta la tierra..." y agrego "... e infinitamente más allá..."...no sin antes decirle a mi tía (y esto eventualmente deba ser leído atemporalmente dentro de un día) "Feliz cumpleaños tía linda, que lo pase super bien, que los hombres de la casa la traten como la reina que es, espero verla pronto-pronto y probar esas empanaditas horneadas en horno de barro que tan ricas le quedan..."...

martes, marzo 06, 2007

Viaje al mundo de las preguntas [ Armando el rompecabezas ]

Sentado en el borde de una vieja banca a la entrada del bosque, masticaba mi poco satisfactoria realidad, el asunto había sobrepasado los limites admisibles, ya no tenía fuerzas para nada... por momentos me olvidaba que hacía parte de este mundo... solo una leve conexión visual me recordaba de vez en vez esta pertenencia real, pero no absoluta. Las cosas ya no podían seguir así, y solo él podía ayudarme, pero donde estaba???... hacía una eternidad que no lo veía, ya casi no recordaba como llegar a él, y sin embargo, dado que era mi única esperanza, me adentré en el bosque, la búsqueda comenzaba.

Los árboles siempre gentiles me susurraban el camino, el viento me recogía cuando mi cuerpo me abandonaba, la luna me guiaba cuando ya no podía ver... y la lluvia, de vez en cuando, me recordaba que estaba vivo.

Y así fue, luego de un largo camino por oscuros senderos, lo volví a encontrar. El viejo árbol de las preguntas estaba más oscuro, imponente y tenebroso que nunca... inmerso en un otoño infinito parecía ser parte de otro mundo ..., y yo???... yo estaba ahí, de vuelta, sin nada que mostrar, semi-oculto, casi presente, como un viajero luego de un largo viaje inexistente, intangible. Nos miramos, nos reconocimos... no había nada que decir, si estaba ahí era por algo y ese algo no necesitaba explicación, no para él.

Me senté y me escondí bajo la sombra de la incertidumbre, porque nadie me viera, por dejar pasar eso que tanto anhelaba, quería que el tiempo se fuera, que el dolor se alejara, que la calma inundara mi corazón. Mi espalda apoyada en su costrosa piel, mis ojos cerrados, la mente en blanco,... despierto, semi-inmóvil, reflexivo... sombrío, casi-triste, envejecido,... se me había ido la primavera, solo quería otoñecer.

Pasaron meses y meses de días cortos y noches largas, mis brazos comenzaban a parecer ramas, mis pies enterrados en la tierra echaban raíces. Es en esa reflexiva semejanza que encontré claridad en mis preguntas, la claridad suficiente para transmitirlas en silencio al viejo árbol. Siguieron pasando días y noches, y en una perfecta conexión, mis preguntas llegaban al árbol para trasformarse en respuestas y volver a mi para transformarse en nuevas preguntas... un intercambio infinito, por momentos fructuoso, por momentos desolador.

Podría haberme quedado ahí una eternidad y preguntas no hubiesen faltado, pero no era mi objetivo, yo solo quería reencontrarme, redescubrirme. Habiendo recuperado la fuerza, las energías, las ganas... habiéndome acercado a un equilibrio casi soñado, estaba casi listo para partir. Fijamos entonces una fecha simbólica para la despedida. A la espera de tal día, la metamorfosis comenzó su fase culmine, comencé a cambiar mi piel casi costrosa, mis raíces volvieron a ser pies y mis otoñecidas ramas volvieron a ser primaverales manos.

Llegado el día, ocupamos la mañana completa para dejar que el silencio nos despidiera hasta, quien sabe, una próxima vez. De camino a casa, olvido como siempre el camino que lleva al viejo árbol de las preguntas, al viejo árbol de las respuestas, y sin embargo sé que está ahí, bien adentro, escondido en la inmensidad de este bosque que me habita, esperandome para cuando lo necesite una vez más.