
En el último tiempo grandes batallas interiores se han desatado producto de palabras que quisieron y debieron salir y no salieron, arrepentimientos por lo que se hizo o no se hizo, una especie de molestia por la falta de coherencia entre mis pensamientos, mis sentimientos y mis actos. Era (es) un problema de reflejos, el interior no se reflejaba fidedignamente al exterior...la pregunta natural entonces, era si lo que el resto percibía tenía algo que ver con lo que uno realmente era. Y bueno, la respuesta acordada es que tanto sentimientos, pensamientos como actos forman parte activa de nosotros, y que finalmente somos lo que reflejamos y lo que no reflejamos también, lo que nuestro entorno ve y lo que solo nosotros somos capaces de ver...el resto sigue siendo un problema de coherencia entre uno y otro aspecto. La pregunta sigue sin respuesta...es que nuestro mundo interior puede manifestarse de manera totalmente independiente del mundo exterior???...es que nuestro sentir y pensar pueden pasar eternamente desapercibidos por el entorno???...probablemente para la señora que venía enfrente mío en el metro mientras yo semi-editaba esta reflexión, mi mundillo interior pasó completamente desapercibido, como para mi pasó el suyo. Sin embargo, mantener una eterna vigilia para no dejar escapar nada, ni nadie del castillo interior, es sencillamente imposible...como bien dijo por ahí la señorita de las andanzas, una mirada (o una no mirada), un gesto, una arruga delante de la persona indicada, bastan para delatarnos, es inevitable, el castillo tiene fugas por todos lados, y eso es una gracia, es eso lo que nos brinda una coherencia minima...minima para poder vivir tranquilos.
Eso podría responder a la inquietud inicial, pero en realidad la pregunta debió ser otra...porqué no reflejarse de manera coherente???. Antes de intentar responder a aquello, cabe notar que independiente de un asunto de coherencia, el reflejo que percibe una persona de nosotros depende de la persona (a diferentes personas entregamos, a priori, diferentes reflejos), lo que resulta natural luego de haber leído un comentario del señor de tarde en su cine que decía algo así como que los ojos con que nos ve cada persona son distintos y por ende requieren ser estimulados de manera diferente.
Vamos ahora por el asunto de la coherencia y simplifiquemos el problema y concentremonos en una sola persona, ente receptor del reflejo que emitiremos. Condicionados por lo que conocemos de esta persona, sus miedos, sus trancas, su manera de hablar, sus costumbres, sus creencias, etc., resulta natural que pongamos un flitro seleccionador para ver que de lo que hay en nuestra cabezilla es razonable exponer a los sentidos de la persona en cuestión...así, finalmente entregamos al otro un reflejo filtrado, modificado, sesgado. A esta escala el problema no es mayor, todo se mueve dentro de márgenes razonables, pero el problema surge cuando sumamos y sumamos entes receptores a nuestro entorno. Lo claro es que dado que nuestros entes receptores (y emisores) de reflejos (nuestros amigos, nuestra familia, la gente del metro,etc.) tienden a interactuar entre sí, por un asunto de mantener una coherencia externa, el sesgamiento y filtraje de nuestros reflejos se propaga llevandonos en ciertos casos a provocar una gran incoherencia entre lo interno y lo externo.
En un mundo ideal la coherencia entre lo interno y lo externo sería posible, y llevaría, por cierto, como corolario directo la coherencia en lo externo. Siendo coherentes entre lo que sentimos y lo que reflejamos, nos mostramos desnudos frente al resto y eso en este mundo que dista de ser ideal (no por eso deja de ser maravilloso) nos asusta, nos hace sentir debiles, en desventaja con respecto al resto...porqué??...porque dudamos que el resto quiera levantar la guardia y dejar libres los sentimientos y pensamientos que corren y juegan por los pasillos de su castillo interior, pasearse en el jardín exterior, que se expone ante nuestros ojos.
Bien, sin duda hay más preguntas y razones que esgrimir, mais c'est déjà trop tard et demain je dois me lever tôt.