jueves, septiembre 11, 2008

Sentimientos inconclusos espaciales atemporales...

Es en noches como esta que vuelvo a enamorarme de mis barrios, en estas caminatas sin más sentido que el de disfrutar del brillo de la acera mojada, del susurrar del viento que anuncia la lluvia... del olor a bosque semi-lejano y el recuerdo fresco de esa tormenta de castañas...

Es en noches como esta que siento como si el tiempo jamás hubiera pasado y se me confunden en la cabeza recuerdos de caminatas como esta... de nostalgias como esta...

Es en noches como esta que mi corazón se invade de una alegría dulce y envolvente, de un sentimiento repentino parecido a la esperanza y me siento vivo, ligero, infinito...

lunes, septiembre 01, 2008

Un largo camino de no-viaje

Ellos querían respuestas, ellos querían saber lo que allí había... ellos sabían lo que querían que allí hubiese, yo también lo sabía, aunque no fueron ellos quienes me contaron. Ellos me pedían que fuese para contarles... para contarles que allí había lo que ellos deseaban. Yo sabía por mi parte que no podía ir allí, no suficientemente rápido como ellos querían... que la manera más rápida de saber lo que allí había era esperar, pero sabía también que ellos no aceptarían una tal respuesta. Ante la insistencia comprendí que la única respuesta que ellos aceptarían es la que ellos querían escuchar, que debía emprender el viaje, ver lo que ellos querían que yo viera y volver para contarles.

Finalmente accedí, pedí el tiempo que ellos estarían dispuestos a conceder, les dije que iría allí y que volvería en el tiempo pactado a contarles lo que había visto. Ciertamente todo era mentira, pues se trataba de algo imposible... más bien lo que hice fue esconderme donde ellos no me pudieran ver, dejé pasar el tiempo acordado y volví a decirles lo que ellos querían escuchar. Luego, todos retomaron sus caminos ya tranquilos, pues sabían que más adelante, en el lugar donde los caminos se vuelven a cruzar, se encontrarían con lo que ellos esperaban.

Una vez que todos estuvieron lejos emprendí el verdadero viaje, pues debía llegar antes que ellos para asegurarme de que encontrasen allí lo que tanto esperaban, aquello que yo aseguré encontrarían. No hubo tiempo para contemplar lo bello que había en el camino, no hubo espacio para desviarme en busca de mis sueños, solo hubo tiempo y espacio para llegar allí y sembrar la realidad que ellos querían contemplar.

Poco de alegría hubo en mi corazón por esos días, solo la esperanza de ver sus rostros alegres al llegar y encontrarse con lo que yo les había descrito, con eso que ellos tanto anhelaban. Sin embargo, cuando ellos llegaron no hubo sonrisas, ni rostros expresivos, no había sorpresa para ellos, pues simplemente se habían encontrado con aquello que para ellos era tan cierto, algo que para ellos no guardaba ya nada de especial.

Más triste fue ver que al llegar, en lugar de disfrutar de aquello con lo que se habían encontrado, vinieron nuevamente hacía mi, a preguntarme que había más adelante, donde ni sus ojos ni los míos podían ver... más triste fue verme respondiendo una vez más lo que no sabía, respondiendo solo lo que ellos querían escuchar...