domingo, abril 01, 2007

Historia de una pregunta y una respuesta [El niño matemático]

Historia de una Pregunta [...???]

Más allá de eventuales semejanzas, somos diferentes, únicos e irrepetibles. Puede uno cuestionarse eso???... sí, claro que se puede, todo es potencialmente cuestionable, a cada uno decidir que es lo que acepta como verdad incuestionable y que no. Sin embargo, que sería para nosotros que dos personas sean iguales???... o puesto de otra forma, que es lo que nos define???... es la apariencia física???... son las circunstancias???... los gustos???... el conjunto de decisiones que uno toma en la vida???... las virtudes y los defectos???... para mi es un poco todo, nuestro mundillo interior, nuestros actos, el ADN, nuestra forma de ver al resto, nuestras preguntas, las respuestas, la manera de vivir la vida, incluso lo que antecede nuestra existencia... insisto, un poco todo, cada cosa con su respectivo peso relativo. Y en este sentido, no podemos afirmar casi naturalmente que dos personas son iguales si y solo si son la misma???...

Ahora bien, asumiendo esta individualidad, esta unicidad (que tan natural nos parece)... qué es lo que nos lleva a considerar a una persona "rara"???... dónde está el "umbral" que separa lo "naturalmente diferente" de lo "raro"???... es la rareza algo "accidental" o algo "escencial"???, algo "intrínseco" o algo "adquirido"???...

Adónde quiero llegar con esto???, pues bien, no sé si ya lo he mencionado por ahí, pero soy matemático (o eso pretendo), que raro!!!, no???... "como pueden gustarle tanto las matemáticas a alguien???"... "y para qué???"... "que hace un matemático???"... "definitivamente hay que estar medio loco"... "los matemáticos son tan cuadrados"... "miren!!!, aquí tenemos un genio"... "y yo que con las matemáticas del colegio sufría tanto, es que no puedo entender como te pueden gustar"... "y no te aburren tantos números???"... preguntas y afirmaciones que me ha tocado escuchar por lo menos un millón de veces desde que escogí este camino... algunas me dan risa, otras me sumen en una profunda reflexión... no voy a desmitificar nada aquí, solo voy a decir que me suena a muy caricaturesco todo esto... no digo que me moleste, más bien me parece divertido... somos diferentes los matemáticos del resto???... es que esta diferencia traspasa el ya mencionado "umbral"???...

Y bien, de todas las preguntas que nos persiguen a los matemáticos (como si fueran pocas las preguntas que tenemos que perseguir), hay una que me gusta mucho... no recuerdo quien fue el primero que me lo pregunto, pero sí recuerdo perfectamente a quien me la respondió. La pregunta era "que sientes cuando descubres algo nuevo, cuando logras comprender un objeto complicado, cuando demuestras un teorema, cuando encuentras la respuesta a una pregunta que has perseguido por largo tiempo ???". Me pareció una linda pregunta, una pregunta de esas que no puedes responder en general, una pregunta de respuesta super personal. No recuerdo que respondí en ese momento, pero recuerdo que mi respuesta no convenció a nadie, ni a mi mismo... es tan difícil de explicar.

Pasó mucho, mucho tiempo antes de encontrar una respuesta que me dejara contento.

Historia de una respuesta [Aparición del niño matemático]

Era un día como cualquier otro (y sin embargo, diferente de todos los otros, como todos los otros...), iba en el metro (la siempre verde, linea 6) en dirección a mi casita. Me subí en un vagón normal, sin mucha gente, pero sin asientos vacíos (nada importante a esas alturas del día). Como casi siempre en la soledad del viaje a casa, el animo reflexivo me abordó sin preguntar... y sin embargo este animo siempre persistente tuvo que partir rápidamente... algo venía de robarse mi atención...

La situación era la siguiente... dos señora(itas)s bien jóvenes iban sentadas casi al frente mio, en los brazos de una de ellas, un pequeño niño de unos tres años (supondremos madre, hijo, tía). Un sencillo juego estaba por comenzar. La tía, con la delicadeza de un ángel dio un golpecito con uno de sus dedos en la rodilla del niño, luego levantó un dedo y dijo "uno!!!"... el niño puso cara de "y a esta que le pasa!!!???"... luego, la tía, con la misma delicadeza dio un primer golpecito, dijo "uno!!!", siempre levantando un dedo... enseguida dio un segundo golpecito, dijo "dos!!!" y levantó dos dedos.. el niño parecía preguntarse lo mismo una vez más. La tía sin darse por vencida repitió el ejercicio esta vez hasta tres... el niño seguía sin entender. Recomenzó una y otra vez con la misma paciencia y delicadeza, el niño comenzaba a reír. El metro estaba a una estación de llegar a destino, cuando casi sin tomar conciencia de ello, el niño se golpeó la rodilla una vez, levantó su pequeño dedito, no dijo nada, pero continuó... golpeó su rodilla dos veces y luego levantó dos deditos (hay que decir que le costaba bastante dejar solo dos deditos parados)... la tía lo aplaudió (yo quise hacer lo mismo), él rio, pero de súbito paró, puso cara de viejo chico, se miro las manos, levanto un dedito, luego dos... luego su mirada de perdió en algún lugar ficticio, en su cara vi el miedo y el asombro que el descubrimiento provoca, por un breve instante ese pequeño niño había develado el misterio de la suma, por un momento ese niño se transformó en matemático, respondió su pregunta y de paso respondió la mía, esa vieja pregunta que nunca supe responder. Para felicidad de la tía, la madre y la mía, la cara de asombro desapareció, el niño había olvidado lo que venía de comprender y volvió a reír con todas sus ganas... yo también reí, reí por largo rato, y cada vez que recuerdo ese breve episodio, río, río con todas mis ganas.

p.s: ... y después de todo, que somos los matemáticos, sino niños ávidos de asombro, de comprensión... niños que buscan preguntas, niños que buscan respuestas...