
Es esa local infinitud, que en contraste con la global finitud, no me permite contar todo lo sentido, todo lo vivido, todo lo extrañado... sin embargo quiero contar, quiero compartir, poco a poco, lentamente (eso me recuerda una canción), pero por donde partir, se me pierde el orden en el ejercicio de recordar. Quizás hablar de esas puertas que se cerraron, o tal vez de las que se abrieron... de las decisiones tomadas o de las que están por tomarse... de lo comprendido o de las nuevas preguntas... mhhh, por todos lados hay claros y oscuros, aunque para hacer justicia debo decir que los claros, fueron los más... que estos dos meses fueron por lejos buenísimos, y que realmente no tengo de que quejarme... cuanto cariño recibí, cuantas sonrisas se me dibujaron, cuantas sonrisas me regalaron, fue tanto lo bueno, que me puse más sensible, mmmhh, me emociona solo empezar a recordar, es tan fuerte (y esto no lo había experimentado), que no puedo profundizar mucho en los recuerdos, pues el corazón se me aprieta y los ojos se me nublan.
Yap, pero quiero contar, sí, poco a poco, lentamente.... y sigo... pasados los primeros días de algarabía, por fin tuve tiempo de buscar, de buscarlo... sí del niño arcoiris hablo, y pues sí, lo encontré, me encontré... jugaba como tantas veces lo hice en mi niñez, tenía un globo, ya no recuerdo el color, aunque que más da, digamos que era de color arcoiris... jugaba a ser un futbolista prodigioso, un futbolista dotado de talento sin medida para dominar el balón, pero claro, que fácil resulta cuando se cambia el balón de fútbol por un globo, es casi como poner todo en cámara lenta... lo más curioso es que me entretenía tanto, bueno sobre todo tomando en cuenta que jugaba solo (como tantas veces)... más curioso es que mi madre (y se aprieta el corazón, y se nubla la pantalla...un suspiro atemporal se escapa, y sigo...) me veía y no emitía juicios sobre lo ridículo que podía verme repitiendo mis rutinas infantiles, mas aún, estoy seguro que ella también veía lo que yo, estoy segura que ella me acompañaba en mi atemporalidad.
Tantos recuerdos, tantos, tantos, pero aún en la imposibilidad de contarlo todo, la motivación por contar una parte de todo, no disminuye, claro, poco a poco, lentamente... mhhhhh, que rico se come en casa, bueno, que rico se come donde uno es querido (ahora es el estomago el que se me aprieta...jejeje)... pero, bueno, no era eso lo que quería contar... en realidad, quería hablar un poquito de mi jardín hermoso, creo que no he hablado mucho de él... mi jardín hermoso es el lugar donde nacen mis recuerdos, donde nacen muchas de mis motivaciones, es uno de los pocos lugares donde mi soledad no puede entrar, quizás de ahí mis ganas de arborecer. El jardín hermoso fue y sigue siendo uno de los lugares favoritos del niño arcoiris, tardes enteras se le iban entre la contemplación y el intento de ser parte de él, y no exagero al decir que parte importante de mi personalidad la he heredado de mi jardín hermoso.

P.d.: Gracias a mi jardín hermoso por adelantar su florecimiento, y permitirme contemplarlo una vez más.