viernes, noviembre 21, 2008

Dos...

Lleva tiempo descubrir la naturaleza propia y una vez descubierta más tiempo lleva aceptarla. Yo descubrí la mía hace algunos años, me costó tanto entenderlo, me costó tanto aceptarlo, quizás nunca lo acepté. Descubrí lo que nos hacía distintos al resto, descubrí porqué nos era tan difícil eso que es tan propio de la naturaleza humana.

No fue fácil aprender el lenguaje de los otros, quizás ayudó el creer que también era el mio, que también era el nuestro. Ahora entiendo porque nos sobraban las palabras, ahora entiendo porqué bastaba tan poco para entendernos... la mayor parte del tiempo nuestra sola presencia nos era suficiente... nos bastábamos, nos sobrábamos.

Lleva tanto tiempo descubrirse, tanto tiempo que cuando empiezas o crees empezar a entenderte, te das cuenta que se hace tarde, que hay que moverse, que hay que vivir, que la vida no está para contemplarla... o al menos eso creí comprender en algún momento. Sí, justo cuando empezaba a entenderme, cuando comenzaba a descubrir mi naturaleza... justo en eso me pilló la prisa y eso de vivir la vida intensamente... y lo intenté... lo intenté con todas mis ganas... no sé si logré vivir con intensidad, pero al menos mis sentimientos fueron tan intensos como me fue posible.

Creí entender entonces que no era tan diferente, que podía ser como el resto, que podía vivir, ser parte y disfrutar de ello, pero nos encontramos nuevamente... el tiempo estuvo demás, las palabras también, estábamos ambos ahí y eso era lo único relevante... dejamos pasar el tiempo contemplando, viviendo desde afuera... entendiéndonos, comprendiendonos una vez más. Fue entonces y es ahora que realizo que mi lengua madre no es la del resto, que esta manera de vivir es aprendida y no me es natural... que la vida la prefiero desde afuera, contemplada, a su lado.

No hay comentarios.: